lunes, 31 de octubre de 2011

PROYECTO GLOBAL PARA TRABAJAR LA ESCUCHA Y LA ATENCIÓN



Vamos a tratar un tema que nos parece importante. ¿No os da la sensación de que con frecuencia los niños de hoy no escuchan? Mejor dicho, no hacen caso, como si nadie les estuviera hablando. En nuestra experiencia en campamentos lo comprobamos a diario: “Vamos chicos/as, vamos a hacer tal actividad”. Siempre hay a quien le gusta y a quien no, pero empieza a haber un número muy considerable de gente que “ni oye”, siguen hablando entre ellos sin hacer ni caso. Te acercas para asegurarte de que te pueden oir, les pones la mano en el hombro, repites su nombre y el aviso … ¡sorprendente! Resultas ser el hombre invisible. Continúan su conversación, como si no existieras, es decir, ni caso, ni caso, ni caso…

Supongo que parecidas experiencias tendréis vosotros en casa ¿no?
-¡Fulanito, vamos a poner la mesa! Y… siguen leyendo, jugando… sin levantar la cabeza.
Si estamos en el parque: ¡Chicos, vamos! – Y siguen jugando tan felices. Ni el menor gesto de darse por aludidos.

Bien, aunque es cierto y comprensible que a los niños no les gusten ciertas órdenes, no hemos de quitar importancia al hecho de que no escuchen ni hagan caso. Si toleramos, ya de pequeños y de forma habitual esta actitud, se convertirá en algo muy natural después y ¿cómo podremos con ellos en la adolescencia?
Ocurre que, cuando mandamos, por ejemplo, recoger la habitación y no lo hacen, no nos alarmamos ni preocupamos en exceso; de forma inconsciente pensamos que no perdemos mucho, salvo el tener que recogerlo nosotros (lo cual es, incluso, más agradable que “pelear” con ellos para conseguir que obedezcan). Sin embargo, cuando con 14, 15 años y de forma totalmente natural (pues es lo que han hecho siempre) nos ignoran cuando les aconsejamos en temas de más importancia, es cuando nos entra el agobio y la preocupación. Entonces nos creemos que la cosa va mal, cuando en realidad, iba mal desde hace muchos años.
Hay que empezar a poner los medios cuando todavía hay tiempo de arreglarlo, no sólo cuando el peligro es ya una realidad.

Nos diréis: ¿Y cómo hacer que nos obedezcan? Aquí, como en las enfermedades, hay remedios según el estado en el que se encuentre de avanzado el mal. En muchos casos, hay enfermedades (incluso graves) que se evitan de forma muy sencilla, preventiva, sólo con pequeñas revisiones o seguimientos. Otras necesitan remedios suaves y otros más drásticos.

Sería muy bueno que nuestros hijos se habituaran a escuchar cuando una persona habla, pues se le debe una atención. Ignorar a uno es un desprecio y por ello una falta de respeto y educación. Ésta, por supuesto es mayor cuando la persona que les habla tiene más edad o una cierta autoridad sobre ellos (padres, maestros, autoridades civiles, personal de seguridad pública…) Esto hay que explicárselo y recordárselo de tanto en tanto, cuando veamos que se les olvida. Ayudarles a guardar un turno en las conversaciones.

Otra cosa es asegurarse de que nos hayan escuchado. Cuando digamos algo o hagamos una petición y no levanten la cara, hay que pedirles que nos miren e incluso confirmar con una pregunta si lo han entendido. Se les puede dar un pequeño margen de tiempo de respuesta (incluso de protestas) pero han de saber que lo pedido ha de realizarse. Por ello es también bueno pedir con cabeza, es decir, no pidamos cuando el “horno no está para bollos” y midamos nuestras fuerzas, pues si pedimos hemos de ser consecuentes en exigirles aquello; de otro modo aprenden que no tenemos firmeza ni autoridad y que es cuestión de dar la lata, protestar hasta el infinito o ser maleducados para salir victoriosos de cualquier mandato. ¿Os dáis cuenta de lo que les enseñamos?

Supongamos que le decimos al niño: “Mira, David, creo que debes darle un repasito al armario. Puede ser ahora o dentro de un ratito, pero debes hacerlo antes de que salgamos a la calle”. Y si no hace lo primero, no se hace lo segundo. Si ésta es nuestra tónica general, es decir, no ceder nosotros (salvo por un motivo muy razonable ), ellos nos irán calando y sabrán muy bien cómo han de actuar. Se habituarán a tomarnos en serio. Igual que no hemos de ceder ante sus protestas, tampoco hemos de ceder ante su “pasar” o “ignorarnos", pues si esa tendencia crece (que crecerá con los años) imaginaros las consecuencias que puede tener cuando sean mayores; ya no habrá quien les mueva a trabajar, estudiar, obedecer o dejarse aconsejar.

Se nos ocurría también que quizás hiciera más efecto trabajar esto durante todo un año, pues no se consigue en una semana y es un tema importante. Un lema para la familia. Todos a por ello. Y no sólo eso ¿y si se hiciera de forma masiva, otros padres y el mismo colegio? Si aunamos fuerzas y tiramos todos en la misma dirección, quizás conseguiríamos más.

Os vamos a hacer una propuesta, un tanto “atrevida” pero que podría motivar a los niños. Podemos realizarla en casa y también en el colegio. La proponemos, por tanto, para padres y maestros. Sería una bonita experiencia, quizás más eficaz que el trabajar el tema aisladamente en casa.
En el caso de aplicarse en un colegio, sería un proyecto global, es decir, un proyecto que englobe a todo el colegio y sus familias respectivas, con una duración de todo el curso y que puede servir de motivación e inspiración para trabajar todas las asignaturas: lengua, mates, conocimiento, inglés…. todo, de forma más divertida. Si conseguimos que los niños estén motivados y quieran… no sabemos hasta dónde pueden llegar.

LA CONQUISTA DEL ESPACIO

VERSION SENCILLA (PARA CASA)






Se trata de que cada hijo viaja en un cohete espacial y puede ir conquistando un planeta cada mes, donde pondrá su bandera identificativa. Si cada día se valora positivo el trabajo de escuchar, se avanza una posición (hemos usado belcro adhesivo). Cada vez que logra llegar al planeta recibe un refuerzo positivo ( no necesariamente algo material). Hay doce planetas, para que nos dure todo el año.

VERSION COLEGIO




Se trata de un viaje espacial, donde varias naves viajan conquistando planetas de un pequeño trozo del universo. En cada planeta han de buscar una llave y recogerla. El objetivo es llegar a AGAPITON, fin de la expedición. Allí se encuentra un tesoro que sólo puede abrirse con las llaves encontradas en cada uno de los planetas.
Cada clase tiene un cohete, y tendrá curso y letra marcado. También diseñarán una bandera que les identifique y la irán clavando en cada planeta que conquisten. (En una hora de plástica, en cada clase, los niños pueden diseñar una bandera, después exponerlas y pasar a votar para escoger la bandera que más les guste para representar a su clase).
Los cohetes deben estar atentos en todo momento a la torre de control, si no quieren perderse por el espacio o caer en un agujero negro. Asimismo, necesitan combustible para avanzar, por ello han de conseguir unos bidones que les permitirá realizar los distintos tramos del recorrido.
El profesor puede pactar con los alumnos algunas de las condiciones para ganar los litros de combustible. Proponemos:

• MODO ATENCIÓN: Se trata de ser capaces de guardar silencio absoluto durante 3 minutos y escuchar atentamente al profesor. (Puede ser útil cuando tenemos que dar un aviso importante, cuando se dicen los deberes para el día siguiente, cuando concluimos una explicación y queremos que se queden con la idea fundamental…) Recomendamos usarlo sólo una vez por asignatura, pues corremos el riesgo de cansarlos y quitarles las ganas de contribuir.

• MODO CUENTA ATRÁS: 5,4,3,2,1,…0 , para empezar algo. Se puede empezar la cuenta atrás desde 15, 10… o lo que calculemos necesiten. Por ejemplo, para empezar a hacer unos ejercicios propuestos, puede estimularles para ser rápidos en preparar el cuaderno, lápiz y goma… de modo que cuando llegue el cero, todos puedan empezar. También puede valer para estar preparados para empezar la clase o explicación o para hacer la fila para salir…

También se puede ganar litros de combustible:
-si trajeron todos los deberes hechos (señal de atención y de que han hecho caso)
-si saben guardar turno y no interrumpir en las conversaciones o intervenciones de una clase.
-si saben trabajar en silencio (lo que ayuda a poner atención en lo que están haciendo y les permite escuchar al profesor si tiene necesidad de aclarar o decir algo)
Cada profesor puede proponer otras maneras de conseguirlos, según las necesidades que tenga su clase, ya que cada grupo tiene sus propias características.
También se pueden ganar litros de forma personal, cuando se vea en un alumno un detalle relacionado con la escucha, la atención y el hacer caso, que sirva para reforzarlo o estimularlo a él mismo o al grupo.

Si alguien no atiende, tras ser avisado, pasaría a un agujero negro de donde se sale (¡distinto que en los verdaderos!) con un esfuerzo de atención que lo valorará el profesor, no pudiendo en ese tiempo ganar litros personales (fijaos que ésta es una penalización suave, ya que en el momento que hiciera algo digno de ganar litro, sería considerado válido para salir del agujero, con lo cual como mucho puede perder la obtención de un litro).

Vamos ahora a ver cómo diseñamos todo esto.
Podríamos hacer dos paneles. Uno para infantil, y otro para primaria ( o si se quiere uno para 1º,2ª y 3º y otro para 4º,5º y6º). Plantearíamos la conquista de un planeta por mes; si se empezara al inicio de curso, desde octubre hasta junio, serían nueve planetas. Cada vez que se llega a un planeta, se coge la llave y se hace alguna actividad sorpresa con el objetivo de mantener una cierta intriga e interés por llegar cada mes a un planeta.



Marcamos con distinto trazo los recorridos de los dos grupos de cohetes, para evitar colisiones espaciales. El camino de planeta a planeta consta de 30 etapas, una para cada día. Cada etapa necesita un bidón de combustible. Se calcula que si se cumplen los objetivos diarios, se gana un bidón por día y con ello cada mes llegaremos a un planeta. Las sorpresas de cada mes intentarán mantener despierto el interés por el juego. Además de que se conseguirá una de las llaves del tesoro de Agapitón.

Vamos a calcular los litros que ha de tener un bidón para que sea asequible conseguir uno diario.:

-modo atención: 1L. por asignatura (unos 5L.)
-modo cuenta atrás: 1L. por asignatura (unos 5L.)
-deberes: si todos los niños lo traen 5L., si no 2L.
-escuchar explicación: 1L. por asignatura, (las asignaturas que cueste más guardar silencio pero interese lo haya, pueden ofertar 2ó 3L., según acuerdo de los profesores)(Calculemos 7L. diarios)
-trabajo en silencio: 1,2ó 3L. según la calidad del silencio (en cada asignatura que lo requiera. Calculemos unos 10L.)
- litros personales

De este modo un bidón podría ser de 30L. diarios. Quizás esto lo valoraréis vosotros mejor, maestros, que tenéis más experiencia en las conductas habituales de los niños, pues conviene poner una cantidad asequible para ellos, a la vez que requiera un ligero esfuerzo, pues se trata de superar su nivel de escucha.
Cada profesor, al final de la tarde valorará los litros conseguidos y actualizará el avance del cohete en el panel (puede escoger a un alumno que se haya esforzado para que lo haga).

¿QUÉ SE PUEDE HACER EN CADA PLANETA?

Una vez al mes se puede hacer la actividad de buscar la llave en el planeta (una de las que se necesitan para abrir el cofre de Agapitón). Aunque no todas las clases hayan llegado, se les envía un cohete-grúa que los translada al planeta para poder participar en la competición y tener la oportunidad de empezar una nueva etapa de viaje a otro planeta, sin arrastrar retrasos que les desmotiven. Por supuesto, la clase ganadora es galardonada con un certificado de la Nasa de ser astronautas de reconocido prestigio, que se colgarán en la puerta, para que puedan presumir.

Una posible manera de buscar la llave es enviar un robot (llamado RX) a la superficie del planeta. Este robot actúa de forma teledirigida y bajo nuestras órdenes. Pero nuestras órdenes han de ser muy sencillas, de otro modo RX no las entendería y por tanto no las ejecutaría. Podemos poner una serie de requisitos (como sortear una silla, saltar un banco de gimnasia, coger una mochila y recoger algo del suelo como muestras del planeta…) hasta llegar a un lugar donde hay tres cajas bocabajo. Sólo una de ellas tiene la llave.
Si realizamos esta actividad por cursos, tendríamos tres robots. Los robots podrían ser los profesores para asegurar que no haya trampas. Por turnos, sus alumnos han de decirle órdenes como:
-RX, da 5 pasos al frente; RX 3,2,1,0. ( sin este protocolo el robot no funciona)
-RX, gira a tu derecha media vuelta; RX 3,2,1,0.
El objetivo es dirigir a los robots hacia la zona de las cajas, y … a ver quien tiene la suerte de dar con la caja de la llave.

Se puede intentar mantener esta prueba en todas las llegadas a los planetas, pero si dejara de causar entusiasmo se pueden inventar ginkanas en las que han de superar 4 ó 5 pruebas repartidas por todo el patio. El primero que las supere, gana la llave.

También se pueden organizar partidos de fútbol interplanetarios, los venusianos contra los plutonianos, que se pinten un ojo en la frente…En vez de ganar la copa ganan la llave.
También las llaves se colgarán en la puerta de la clase ganadora.

Se puede intentar mantener también el interés por el tema con varias actividades repartidas por el curso como:
- Concurso de dibujo de extraterrestres. El dibujo ganador será la mascota de toda esta aventura espacial.
- Visitas de unos cursos a otros. A ver qué se le ocurre a cada clase para sorprender a otras. (desde una invasión marciana, a visita de pequeños científicos que expliquen una de la mil maravillas del espacio…)
- Elaboración de murales para los pasillos del colegio
Puede servir también de excusa en lengua para hacer alguna redacción de ciencia ficción; dictados de textos del universo; en matemáticas para hacer problemas y cálculos con datos espaciales…
Al final de curso, juntando todas las llaves, se podrá por fin abrir el arcón . La sorpresa puede ser, por ejemplo, un helado para todos y un sencillo obsequio para el grupo que haya llegado más veces primero a los planetas.

Aunque este tipo de proyecto es para motivar en masa a los niños , no hemos de olvidarnos de ir felicitando, motivando o advirtiendo de manera personal a cada uno. Nosotros confiamos mucho, mucho en el trato individual. Creemos que cada niño, como cada persona, necesita sentirse conocido, atendido y querido personalmente. En el caso de los más guerreros, se sienten interpelados, ya no se refugian en la masa, y responden mucho mejor.
Os animamos a esta nueva experiencia.