martes, 27 de diciembre de 2011

NAVIDAD: CORAZÓN UNIVERSAL. TOLERANCIA, MÁS AÚN, AFECTO.




Queridos amigos, llegan estas fechas tan deseadas de Navidad. Es un tiempo que suscita sentimientos  entrañables. Todos nos deseamos felices fiestas y por unos días parece que esta sociedad algo fría se torna más cálida, nos sentimos más cercanos, más familia. Esto nos hace sentirnos más a gusto.
Podríamos  imaginar (también es tiempo de sueños e ilusiones) qué sería de este mundo si todos pidiéramos para Reyes un corazón nuevo, en concreto, un corazón UNIVERSAL.
Un corazón universal donde cupiera cualquier tipo de persona, independientemente de su nacionalidad, ideología, incluso de su aspecto físico o capacidades humanas. Vamos a hablar de esto un poco, pues si nosotros, padres y madres, lo comprendemos más, sabremos transmitírselo mejor a nuestros hijos, que tanto lo necesitan ahora en su convivencia escolar  y en el futuro, en su vida social.

Se habla mucho de la TOLERANCIA, aceptar al otro y respetarlo. Está muy bien. Pero se queda bastante corto. Dicen que los antiguos arqueros para dar en el objetivo apuntaban con sus ballestas a un punto más alto que el que querían alcanzar, porque sabían que la flecha a partir de un momento adoptaría  una trayectoria descendente y así vendría a clavarse en el blanco.
Quizás así hemos de actuar nosotros. A las personas no sólo hay que “aceptarlas”, “tolerarlas”, (que suena a cierta  resignación), sobrellevarlas como quien lleva una carga pesada o una circunstancia adversa porque no queda más remedio… No, a las personas les debemos más, muchísimo más… Les debemos un gran respeto, les debemos “afecto”. En realidad este “afecto” es un acto de justicia. Hemos de reconocer que cada persona  es una riqueza para los demás y que todos, aún con limitaciones, tenemos muchas  cosas buenas. 

Y este afecto debe ser a todos, incluso a personas con las cuales la prudencia nos dicte mantener cierta distancia. Este afecto no anula el sentido común.  Este afecto no nos hace ciegos a los puntos negativos de la persona, sino que nos hace mirarla con ojos comprensivos y con esperanza de que pueda cambiar. Seguro que tiene cualidades aún encubiertas, o sofocadas por circunstancias de las que ha sido víctima. También es justo reconocer que a nosotros  también nos tienen que soportar otros y nos gusta que tengan la consideración de comprendernos y darnos un margen ancho cuando lo hacemos mal.  Cuando veamos fallos en los demás, además de sacar la conclusión de lo “interesante y conveniente” que resultaría que se los quitara, deduzcamos la de que es igualmente interesante y conveniente que  me quite yo los míos.
Así somos los seres humanos. A veces dignos de  admiración y a veces de lástima.  Cada uno con lo que es y lo que lleva (preocupaciones, inquietudes, problemas…) andamos por la vida “azotados” por muchos vientos. Somos el resultado de infinidad de factores: la educación recibida, las circunstancias que nos han tocado vivir, de nuestro modo de pensar, de nuestro propio carácter e incluso de nuestro  físico… ¿cómo atrevernos a enjuiciar con menosprecio?

El tener tolerancia, respeto y afecto a las personas no quiere decir que todo lo que haga esté bien y sea excusable; que lo tenga que aceptar como posible o válido. No, ni mucho menos. Nos gustó una vez la declaración de un médico que decía que hay que luchar contra la enfermedad pero no contra el enfermo. Es evidente ¿verdad? Pues igual de evidente tendríamos que verlo en el plano de la forma de pensar de las personas. Hay distintas formas de pensar, ideologías… más o menos válidas,  pero también hay errores. Si una persona vive en el error, hay que detestar al error, no a la persona. A la persona hay que quererla y ayudarla a salir del error (obviamente respetando su libertad, proponiendo amablemente, no imponiendo).También es verdad que hay muchos niveles de error. Si el error es grave y daña o repercute en terceros sí que habrá de tomarse medidas. Por ejemplo, si alguien vive en el error de utilizar la violencia por capricho o como medio para conseguir sus fines, se habrá de tomar medidas para evitar males mayores. La persona nos ha de inspirar lástima más que rencor. La violencia como respuesta a la violencia no es fuente de soluciones, sino de problemas mayores. Sería más eficaz ayudarle a buscar un camino mejor.
Supongamos que un niño del colegio muestra actitudes ariscas con el resto de compañeros, incluso con el nuestro (¡prueba de fuego!). Pensamos que lo ideal es intentar “ganarnos” su amistad. Más vale tener amigos que enemigos. Quedaremos muy sorprendidos de los problemas que se resuelven si hacemos por coincidir con él en el parque y simplemente invitarle a jugar con todos. La mayor parte de las veces estas actitudes ariscas vienen de una carencia de afecto muy grande.  También produce muy buenos resultados saludarle con cariño cuando nos crucemos con él y mantener un trato natural y amable (aunque por otro lado, en algunas ocasiones pueda ser interesante evitar coincidir con él, discretamente, para  evitar posibles males). 

Es muy importante saber vivir en este mundo rodeado de personas de mil formas y colores, que piensen de forma muy distinta. Obviamente todos tenemos unos criterios que nos convencen y dirigen nuestras actuaciones.


Pero…¿es posible convivir con personas que tienen una forma de  pensar diametralmente opuesta a la nuestra?

Pues sí. Tengo la suerte de haber visto esto en algunas personas, y es todo un gusto estar con ellas. Con una de ellas salió una conversación sobre un tema interesante; nos dimos nuestras razones, nos escuchamos, hasta dudamos de nuestra versión (ninguna estuvo cerrada a lo nuestro); estuvimos considerando los pros y contras… a pesar de todo acabamos teniendo opiniones totalmente contrarias; finalmente la otra persona terminó el tema con una sonrisa diciendo: “Pues sí, pensamos diferente”.
Me encantó y dejó admirada su actitud. Así debería ser. Con resolución, con respeto total, con naturalidad, sin miedo... Cuando el diálogo se basa en estos principios no hay miedo de nada.  La garantía de la amistad es este profundo respeto probado en las diferencias, más que la unión en las afinidades. Además, si sólo fuera por afinidad, nuestro círculo de amigos sería muy reducido. Es mejor ampliarlo, es mejor que todos seamos amigos, es mejor un  corazón universal. Con un corazón universal, todos nos enriqueceríamos, las diferencias serían ventajas pues veríamos de forma más completa la realidad, ya que desde mi punto de vista puedo dejarme ángulos sin ver.
Podríamos sacar esta fórmula:
Saber ver, escuchar…, saber reflexionar…, saber decidir…, saber ser libre y consecuente”
Saber ver, escuchar: supone ver actuaciones o escuchar opiniones con mentalidad abierta.
Saber reflexionar: valorar pros y contras, madurar las ideas, sinceramente, sin intereses (que tenemos muchos ¿ no es verdad?), sin miedo a encontrar otra verdad mayor.
Saber decidir: optar por la verdad que te parece más verdad, más justa, aunque no sea la más fácil.
Saber ser libre y consecuente: si una cosa nos parece que es así, seamos consecuentes en hacerla, sin miedo ni prejuicios; estamos en una democracia ¿no?
Fijémonos la ventaja que tiene vivir esta fórmula para transmitirla de manera natural a nuestros hijos. Imaginemos un caso habitual: Cuando nuestros hijos nos piden comprar algo.
“Ver/escuchar”: Ven que sus compañeros tienen algún juguete, maquinita o colección… que está de moda y nos lo piden;
“Reflexionar”: nos toca dialogar con ellos, pensar si ya han tenido algo parecido hace poco o no, si no será redundante o excesivo; decirles que en la vida van a tener que tratar con muchas personas  y que cada uno ha de hacer lo que crea más conveniente, que aunque muchos tengan un juguete no es obligatorio tenerlo…
“Decidir”: después de todo lo considerado, decidimos:”sí, es un juguete conveniente” o “no nos aporta mucho y no vamos a comprarlo”. Si la decisión es conjunta mejor, si no, la tomamos los padres pues para eso somos los que tenemos uso maduro de razón y la responsabilidad de formarlos. No podemos dejar en manos de un inmaduro las decisiones que atañen a su formación.
“Ser libre y consecuente”: aunque me asalten dudas de:”todos lo tienen”. Lo lógico es actuar conforme a lo que uno cree mejor. No ser personas veletas que se  mueven según sopla el viento o las  modas.
Si actuamos con esta libertad, entenderemos que los demás también la tienen y nos será más fácil comprender que otras personas actúen de forma distinta a la mía. Nos será más fácil comprenderlos, respetarlos… con toda naturalidad. Con esta mentalidad, con este corazón universal,  todos salimos ganando, pues no hay unos contra otros,  sino distintas aportaciones, distintas visiones… sobre las cosas y problemas. Si aplicamos fuerzas en la misma dirección (progresar, encontrar la mejor solución…) éstas se suman; si tiramos en  direcciones contrarias, se anulan.
Sí, en estas fechas pidamos a los Reyes un corazón universal. ¡FELIZ NAVIDAD!


ACTIVIDAD NAVIDEÑA: HACER CON NUESTROS HIJOS UN BELEN SENCILLO Y BONITO

Vamos a proponeros pasar unas tardes agradables con vuestros hijos, realizando un belén con materiales que no cuestan dinero: cartones, piedras, palitos y hierbas. Veréis también como la imaginación se dispara y sois más artistas de lo que pensáis.

Puesto de mercado de alimentos:
Con una caja de cartón, recortada a gusto, pegamos palitos en el tejado para que nos quede un tejado original. El mostrador es otra caja más pequeñita, adornada con un trocito de  tela a modo de mantel. En él ponemos cajitas hechas de papel con distintos alimentos.



Puesto de alfarería:
Con una caja de leche invertida  y recortada dejando las cuatro esquinas como columnas. El techo lo cubrimos con un papel de rayas que parezca una lona. Las piezas de alfarería son hechas con barro y los artistas que se luzcan lo que puedan.




Puesto de carnicero:

Es el extremo de una caja de tetrabricks de leche. Lo hemos desmontado y puesto del revés para aprovechar el color del cartón. Hemos pintado los ladrillos con rotulador granate, le hemos puesto una cortina en la puerta y ésta la hemos decorado con  un simulacro de piedra. En realidad es una masa de harina que se maneja muy bien. Se adorna el tejado con tablitas o cortezas y finalmente le hemos enganchado con encuadernadores una lona en un lateral para que parezca un pequeño toldo.

 

Receta de masa de harina: 2 vasitos de harina, 1 vasito de sal y 1 vasito de agua. Se amasa bien y queda como una masa de plastilina blandita.
Le damos forma de piedra o ladrillo y la ponemos sobre el cartón. Se queda pegado y no necesita ni pegamento. Con las horas se va endureciendo, puede tardar varios días en acabar de secarse. Puede hacerse lo que queráis, nosotros hicimos un pozo (se ve a la izquierda del puesto de alimentos), un corral y un lavadero.

Corral:
Los ladrillos son muy fáciles de hacer, no se necesita ser muy habilidosos. Podéis pincharle palitos, pues la masa es blanda y cuando endurece quedan colocados. También  se pueden hacer vallas con palitos y cuerdas.


 Lavadero:

Con una caja pequeña de zapatos, le doblamos hacia el interior un trocito de los cuatro laterales y allí pegamos losas hechas con la masa de sal. También las piedras que rodean el frontal de la fuente son de la masa de sal. El caño es un boli transparente.




Huerto:
También se pueden atar palitos para hacer unas vallas, y adornar todo con piedras, tierra y pequeñas hierbecitas. Hasta podemos hacer un pequeño huerto con tomateras y hortalizas de plastilina.



 Oasis y palmeras:

Es fácil hacer un oasis con palmeras y arena. Las hojas de las palmeras se hacen con tres trocitos de cartulina. Cada cuadradito de cartulina lo doblamos por las dos diagonales. Les cortamos un piquito como indicamos en la foto y luego a cortar finito para que parezcan las hojas de palmera. Luego las ponemos atravesadas en un palo. ¡Ah! No os olvidéis de los cocos, son cereales de chocolate.



También se puede hacer un molino, hay envases con forma tubular. Se adornan con la masa de harina (o arcilla) a gusto. Las aspas pueden hacerse con telas cosidas a unos palitos de pinchos de madera , con rejilla de mosquitera oscura o simplemente con palitos.

¡Qué os divertáis!

miércoles, 30 de noviembre de 2011

EDUCAR A LA HORA, EN VEZ DE A DESHORA


Imaginemos que nos entrara la moda de no preparar nada de comer a nuestros hijos en desayuno, comida, merienda y cena. ¡Qué cómodo!¿verdad? Pero… ¿aceptarían ellos esta nueva costumbre? Posiblemente a las pocas horas de levantarse dirían que tienen hambre. Abriríamos el armario y buscaríamos algo para picar: unas galletitas, unas onzas de chocolate… algo para engañar al estómago. Claro, esto realmente no alimenta con que al cabo de unas horas nos pedirían más. De nuevo a matar el hambre con otra cosilla: unas pipas, un trozo de pan, unas patatas fritas... El cuerpo demandaría constantemente porque necesita una dieta “verdadera”, no que engañe. Y vuelta al armario.
Decidnos: ¿Qué tipo de alimentación estarían teniendo nuestros hijos? Estamos de acuerdo: un auténtico desastre. Estaríamos creando unos organismos totalmente débiles, enfermizos e incapaces. Realmente no sabemos cuánto aguantarían sin fallar por algún lado.
Además, aunque al principio dijéramos: “¡qué gusto eso de no tener que preparar comida! Se acabaron las preocupaciones…”, no nos engañemos, al final nos molestaría que nos pidieran de “picar” de forma constante. Acabaría pareciéndonos que nos interrumpen constantemente (pues cuando no es uno es otro), nos parecería otro tipo de “esclavitud”, atados a tanta petición cansina e inoportuna.
Toda esta suposición la vemos disparatada. Una forma de proceder totalmente incorrecta. Indudablemente, si no les damos de comer a la hora, lo pedirán a deshora.
Pero vamos ahora a pasarnos al terreno de la educación. ¿No puede ser que hagamos lo mismo? Si no educamos “a la hora”, tendremos que hacerlo a deshora.
Imaginemos a Juan, un niño como cualquier otro. Nada más llegar a casa deja el abrigo en el sofá y coge un tebeo. Después se sienta “resbalao” en el sofá.
            -Juan, cuelga el abrigo.
Juan sigue leyendo su tebeo. Al cabo de un rato:
            -Juan ¡cuelga el abrigo! Pero… ¿aún estás así? Anda, ponte rápido las zapatillas de estar por casa y siéntate bien…
A la hora de comer:
            -¡no toques la comida con los dedos!...
            -¡no te eches para atrás en la silla y estate quieto! ¿vale?...
            -¿quieres dejar a tu hermano tranquilo, por favor?...
Después de una agradable comida llega la hora de volver al cole:
            -Juan ¿quieres  peinarte de una vez que aún llegaremos tarde?
Por la tarde  al salir del cole tomamos la merienda en el parque y allí todos se airean. Juan va a lo suyo y corre sin mirar,  casi tira al suelo a un anciano que iba tranquilo.
            -¡¡ Juan, por favor!! ¡Ten cuidado y mira por dónde vas!
Y así podríamos seguir: para volver a casa, para ponerse a estudiar, para que no se pelee con su hermano, para que recoja su habitación, para que hable con respeto… ¿no os suena eso? en fin,  todos  tenemos hijos muy bien surtidos.
Nunca nos irá mal revisar este punto de vez en cuando, por más que creamos que ya lo vamos haciendo bien. ¿No ocurre muchas veces que reducimos la educación a un reprochar y corregir  cuando aflora un mal comportamiento o actuación en ellos? Además lo hacemos al instante, sin mirar si es el momento más adecuado, con peligro de que sea con mal humor, mal tono y mala cara. Más puede parecer un desahogo nuestro que un propósito real de educar, porque de hecho generalmente no tomamos después ningún tipo de medida.  ¿Os suena eso de: “Perro ladrador, poco mordedor”…? Y lo mejor es que queremos que nos acepten la advertencia con sumisión, alegría y deseo de superarse…
Estas “ansias” educativas que nos entran las podríamos comparar con uno que, ante el enemigo, saca la metralleta y desesperado dispara a lo loco, sin control, sin mirar…Más nos valdría apuntar con toda serenidad al blanco y un solo tiro. Así no fallamos.


¿Qué  sería entonces educar a la hora?

Nos sirve de ayuda pensar en los colegios. ¿Cómo  transmiten conocimientos? Explicándolos, hablando de ellos.
En la educación lo mismo; se trataría de ir “explicándoles” cómo son las cosas: cómo se vive en sociedad; qué son normas de educación y qué faltas de educación; fomentar los buenos sentimientos, el respeto y tolerancia; saber reconocer errores y pedir disculpas; hablar de lo bonito que es el orden, las ventajas de ser trabajador y no perezoso; la suerte de que confíen en ti por ser responsable…y de que empleen sus muchas cualidades para hacer que este mundo sea un poquito mejor, que es nuestra obligación... ¡Cuántos temas vitales para hablar!
Todo esto dado poquito a poco, según la edad… Es muy bueno acostumbrarse a hablar con los hijos diariamente, con motivo también de algo que ocurre, vemos o viven. Aprovechar las ocasiones que la vida nos brinda, que si estamos atentos, son miles. Porque en eso consiste ser padres, en enseñarles qué es la vida y cómo han de realizarse en ella, proyectando lo mejor de sí en beneficio del bien de todos. A fin de cuentas ¿de qué sirven tantas matemáticas, informática e idiomas… si no es para eso? Si viven así se sentirán  felices y realizados, si no, fracasados. Por tanto, las materias que los padres enseñamos son incomparablemente más vitales e importantes que todos los conocimientos técnicos que puedan adquirir. ¿No merece, pues, la pena que dediquemos tiempo a enseñarles todo esto?
Si aseguramos ese ratito diario de trato personal, ese “alimento a su hora”,  se sentirán mejor, sabrán mejor cómo deben portarse y por tanto, habrá menos comportamientos incorrectos (con lo cual ya no tendremos que corregir o “educar a deshora” tantas veces). Como suele decir el refrán: “Se recoge lo que se siembra” y “más vale prevenir que curar”. También puede valer aquello de ir trabajando cada mes o cada año un valor, como os hemos propuesto tanto el mes pasado (Proyecto global para trabajar la escucha y la atención) como en el Programa de educación en valores a través de cuentos.
Si se portaban mal por llamar la atención, también lo harán menos, porque ahora ya está saciado su deseo de ser tenidos en cuenta.
Con los hijos es mejor ir por delante de ellos, dirigiendo y proponiendo que no por detrás, arreglando y sufriendo sus equivocaciones. Lógicamente nos sentiremos más realizados haciendo de auténticos padres que no haciendo de “escobas”. Como veis, mirémos por donde lo miremos es muy interesante sacarse un ratito para “educar a la hora” (por más que nos parezca que no tenemos tiempo). Y por si aún os queda alguna duda, os trascribimos un texto que nos han proporcionado y que viene como anillo al dedo.


EL GESTOR DE TIEMPO Y EL TARRO DE PIEDRAS

Un experto asesor de empresas especialista en gestión de tiempo, quiso sorprender a los asistentes a su conferencia. Sacó de debajo del escritorio de exposición, un frasco grande de boca ancha. Lo colocó sobre la mesa, junto a una bandeja de piedras del tamaño de un puño y preguntó:
-¿Cuántas piedras piensan que caben en el frasco?
Después que los asistentes hicieron sus conjeturas, empezó a meter piedras hasta llenar el frasco. Luego volvió a preguntar:
 -¿Les parece que está lleno...?
Todo el mundo lo miró y asintió pero con temor y dudas. Entonces el conferenciante sacó de debajo del escritorio una bolsa con piedras más pequeñas, las metió en el frasco y lo agitó. Las pequeñas piedras penetraron por los espacios que dejaron las grandes piedras. El experto sonrió con ironía y repitió:
- ¿Les parece que ahora está lleno...?
Esta vez la audiencia dudó:
 - Tal vez no...- dijeron a coro.
- Bien... Veo que están atentos.
Y ubicó sobre la mesa un cubo de arena que comenzó a volcar en el frasco. La arena se filtraba en los pequeños recovecos que dejaban las piedras y las piedrecillas.
- ¿Ahora si les parece que está lleno...?  -volvió a preguntar.
- Sí- exclamaron con seguridad los asistentes.
- Bien- y acto seguido tomó una jarra de agua que comenzó a verter en el frasco hasta cubrirlo totalmente.
- Bueno, ¿qué hemos demostrado?- preguntó.
-Que no importa  lo apretada que tengas tu agenda. Si te empeñas al final hay tiempo para todo- dijo uno de los asistentes.
- No –dijo el asesor. Lo que esta lección nos enseña es que si no colocamos las piedras grandes primero, nunca las podremos colocar después... Ahora bien: ¿cuáles son las piedras grandes de nuestra vida...? ¿mis hobbies, la salud, el dinero, la familia, la educación…? Recuerden: estas piedras grandes pónganlas primero en su vida. El resto ya encontrará su lugar.


lunes, 31 de octubre de 2011

PROYECTO GLOBAL PARA TRABAJAR LA ESCUCHA Y LA ATENCIÓN



Vamos a tratar un tema que nos parece importante. ¿No os da la sensación de que con frecuencia los niños de hoy no escuchan? Mejor dicho, no hacen caso, como si nadie les estuviera hablando. En nuestra experiencia en campamentos lo comprobamos a diario: “Vamos chicos/as, vamos a hacer tal actividad”. Siempre hay a quien le gusta y a quien no, pero empieza a haber un número muy considerable de gente que “ni oye”, siguen hablando entre ellos sin hacer ni caso. Te acercas para asegurarte de que te pueden oir, les pones la mano en el hombro, repites su nombre y el aviso … ¡sorprendente! Resultas ser el hombre invisible. Continúan su conversación, como si no existieras, es decir, ni caso, ni caso, ni caso…

Supongo que parecidas experiencias tendréis vosotros en casa ¿no?
-¡Fulanito, vamos a poner la mesa! Y… siguen leyendo, jugando… sin levantar la cabeza.
Si estamos en el parque: ¡Chicos, vamos! – Y siguen jugando tan felices. Ni el menor gesto de darse por aludidos.

Bien, aunque es cierto y comprensible que a los niños no les gusten ciertas órdenes, no hemos de quitar importancia al hecho de que no escuchen ni hagan caso. Si toleramos, ya de pequeños y de forma habitual esta actitud, se convertirá en algo muy natural después y ¿cómo podremos con ellos en la adolescencia?
Ocurre que, cuando mandamos, por ejemplo, recoger la habitación y no lo hacen, no nos alarmamos ni preocupamos en exceso; de forma inconsciente pensamos que no perdemos mucho, salvo el tener que recogerlo nosotros (lo cual es, incluso, más agradable que “pelear” con ellos para conseguir que obedezcan). Sin embargo, cuando con 14, 15 años y de forma totalmente natural (pues es lo que han hecho siempre) nos ignoran cuando les aconsejamos en temas de más importancia, es cuando nos entra el agobio y la preocupación. Entonces nos creemos que la cosa va mal, cuando en realidad, iba mal desde hace muchos años.
Hay que empezar a poner los medios cuando todavía hay tiempo de arreglarlo, no sólo cuando el peligro es ya una realidad.

Nos diréis: ¿Y cómo hacer que nos obedezcan? Aquí, como en las enfermedades, hay remedios según el estado en el que se encuentre de avanzado el mal. En muchos casos, hay enfermedades (incluso graves) que se evitan de forma muy sencilla, preventiva, sólo con pequeñas revisiones o seguimientos. Otras necesitan remedios suaves y otros más drásticos.

Sería muy bueno que nuestros hijos se habituaran a escuchar cuando una persona habla, pues se le debe una atención. Ignorar a uno es un desprecio y por ello una falta de respeto y educación. Ésta, por supuesto es mayor cuando la persona que les habla tiene más edad o una cierta autoridad sobre ellos (padres, maestros, autoridades civiles, personal de seguridad pública…) Esto hay que explicárselo y recordárselo de tanto en tanto, cuando veamos que se les olvida. Ayudarles a guardar un turno en las conversaciones.

Otra cosa es asegurarse de que nos hayan escuchado. Cuando digamos algo o hagamos una petición y no levanten la cara, hay que pedirles que nos miren e incluso confirmar con una pregunta si lo han entendido. Se les puede dar un pequeño margen de tiempo de respuesta (incluso de protestas) pero han de saber que lo pedido ha de realizarse. Por ello es también bueno pedir con cabeza, es decir, no pidamos cuando el “horno no está para bollos” y midamos nuestras fuerzas, pues si pedimos hemos de ser consecuentes en exigirles aquello; de otro modo aprenden que no tenemos firmeza ni autoridad y que es cuestión de dar la lata, protestar hasta el infinito o ser maleducados para salir victoriosos de cualquier mandato. ¿Os dáis cuenta de lo que les enseñamos?

Supongamos que le decimos al niño: “Mira, David, creo que debes darle un repasito al armario. Puede ser ahora o dentro de un ratito, pero debes hacerlo antes de que salgamos a la calle”. Y si no hace lo primero, no se hace lo segundo. Si ésta es nuestra tónica general, es decir, no ceder nosotros (salvo por un motivo muy razonable ), ellos nos irán calando y sabrán muy bien cómo han de actuar. Se habituarán a tomarnos en serio. Igual que no hemos de ceder ante sus protestas, tampoco hemos de ceder ante su “pasar” o “ignorarnos", pues si esa tendencia crece (que crecerá con los años) imaginaros las consecuencias que puede tener cuando sean mayores; ya no habrá quien les mueva a trabajar, estudiar, obedecer o dejarse aconsejar.

Se nos ocurría también que quizás hiciera más efecto trabajar esto durante todo un año, pues no se consigue en una semana y es un tema importante. Un lema para la familia. Todos a por ello. Y no sólo eso ¿y si se hiciera de forma masiva, otros padres y el mismo colegio? Si aunamos fuerzas y tiramos todos en la misma dirección, quizás conseguiríamos más.

Os vamos a hacer una propuesta, un tanto “atrevida” pero que podría motivar a los niños. Podemos realizarla en casa y también en el colegio. La proponemos, por tanto, para padres y maestros. Sería una bonita experiencia, quizás más eficaz que el trabajar el tema aisladamente en casa.
En el caso de aplicarse en un colegio, sería un proyecto global, es decir, un proyecto que englobe a todo el colegio y sus familias respectivas, con una duración de todo el curso y que puede servir de motivación e inspiración para trabajar todas las asignaturas: lengua, mates, conocimiento, inglés…. todo, de forma más divertida. Si conseguimos que los niños estén motivados y quieran… no sabemos hasta dónde pueden llegar.

LA CONQUISTA DEL ESPACIO

VERSION SENCILLA (PARA CASA)






Se trata de que cada hijo viaja en un cohete espacial y puede ir conquistando un planeta cada mes, donde pondrá su bandera identificativa. Si cada día se valora positivo el trabajo de escuchar, se avanza una posición (hemos usado belcro adhesivo). Cada vez que logra llegar al planeta recibe un refuerzo positivo ( no necesariamente algo material). Hay doce planetas, para que nos dure todo el año.

VERSION COLEGIO




Se trata de un viaje espacial, donde varias naves viajan conquistando planetas de un pequeño trozo del universo. En cada planeta han de buscar una llave y recogerla. El objetivo es llegar a AGAPITON, fin de la expedición. Allí se encuentra un tesoro que sólo puede abrirse con las llaves encontradas en cada uno de los planetas.
Cada clase tiene un cohete, y tendrá curso y letra marcado. También diseñarán una bandera que les identifique y la irán clavando en cada planeta que conquisten. (En una hora de plástica, en cada clase, los niños pueden diseñar una bandera, después exponerlas y pasar a votar para escoger la bandera que más les guste para representar a su clase).
Los cohetes deben estar atentos en todo momento a la torre de control, si no quieren perderse por el espacio o caer en un agujero negro. Asimismo, necesitan combustible para avanzar, por ello han de conseguir unos bidones que les permitirá realizar los distintos tramos del recorrido.
El profesor puede pactar con los alumnos algunas de las condiciones para ganar los litros de combustible. Proponemos:

• MODO ATENCIÓN: Se trata de ser capaces de guardar silencio absoluto durante 3 minutos y escuchar atentamente al profesor. (Puede ser útil cuando tenemos que dar un aviso importante, cuando se dicen los deberes para el día siguiente, cuando concluimos una explicación y queremos que se queden con la idea fundamental…) Recomendamos usarlo sólo una vez por asignatura, pues corremos el riesgo de cansarlos y quitarles las ganas de contribuir.

• MODO CUENTA ATRÁS: 5,4,3,2,1,…0 , para empezar algo. Se puede empezar la cuenta atrás desde 15, 10… o lo que calculemos necesiten. Por ejemplo, para empezar a hacer unos ejercicios propuestos, puede estimularles para ser rápidos en preparar el cuaderno, lápiz y goma… de modo que cuando llegue el cero, todos puedan empezar. También puede valer para estar preparados para empezar la clase o explicación o para hacer la fila para salir…

También se puede ganar litros de combustible:
-si trajeron todos los deberes hechos (señal de atención y de que han hecho caso)
-si saben guardar turno y no interrumpir en las conversaciones o intervenciones de una clase.
-si saben trabajar en silencio (lo que ayuda a poner atención en lo que están haciendo y les permite escuchar al profesor si tiene necesidad de aclarar o decir algo)
Cada profesor puede proponer otras maneras de conseguirlos, según las necesidades que tenga su clase, ya que cada grupo tiene sus propias características.
También se pueden ganar litros de forma personal, cuando se vea en un alumno un detalle relacionado con la escucha, la atención y el hacer caso, que sirva para reforzarlo o estimularlo a él mismo o al grupo.

Si alguien no atiende, tras ser avisado, pasaría a un agujero negro de donde se sale (¡distinto que en los verdaderos!) con un esfuerzo de atención que lo valorará el profesor, no pudiendo en ese tiempo ganar litros personales (fijaos que ésta es una penalización suave, ya que en el momento que hiciera algo digno de ganar litro, sería considerado válido para salir del agujero, con lo cual como mucho puede perder la obtención de un litro).

Vamos ahora a ver cómo diseñamos todo esto.
Podríamos hacer dos paneles. Uno para infantil, y otro para primaria ( o si se quiere uno para 1º,2ª y 3º y otro para 4º,5º y6º). Plantearíamos la conquista de un planeta por mes; si se empezara al inicio de curso, desde octubre hasta junio, serían nueve planetas. Cada vez que se llega a un planeta, se coge la llave y se hace alguna actividad sorpresa con el objetivo de mantener una cierta intriga e interés por llegar cada mes a un planeta.



Marcamos con distinto trazo los recorridos de los dos grupos de cohetes, para evitar colisiones espaciales. El camino de planeta a planeta consta de 30 etapas, una para cada día. Cada etapa necesita un bidón de combustible. Se calcula que si se cumplen los objetivos diarios, se gana un bidón por día y con ello cada mes llegaremos a un planeta. Las sorpresas de cada mes intentarán mantener despierto el interés por el juego. Además de que se conseguirá una de las llaves del tesoro de Agapitón.

Vamos a calcular los litros que ha de tener un bidón para que sea asequible conseguir uno diario.:

-modo atención: 1L. por asignatura (unos 5L.)
-modo cuenta atrás: 1L. por asignatura (unos 5L.)
-deberes: si todos los niños lo traen 5L., si no 2L.
-escuchar explicación: 1L. por asignatura, (las asignaturas que cueste más guardar silencio pero interese lo haya, pueden ofertar 2ó 3L., según acuerdo de los profesores)(Calculemos 7L. diarios)
-trabajo en silencio: 1,2ó 3L. según la calidad del silencio (en cada asignatura que lo requiera. Calculemos unos 10L.)
- litros personales

De este modo un bidón podría ser de 30L. diarios. Quizás esto lo valoraréis vosotros mejor, maestros, que tenéis más experiencia en las conductas habituales de los niños, pues conviene poner una cantidad asequible para ellos, a la vez que requiera un ligero esfuerzo, pues se trata de superar su nivel de escucha.
Cada profesor, al final de la tarde valorará los litros conseguidos y actualizará el avance del cohete en el panel (puede escoger a un alumno que se haya esforzado para que lo haga).

¿QUÉ SE PUEDE HACER EN CADA PLANETA?

Una vez al mes se puede hacer la actividad de buscar la llave en el planeta (una de las que se necesitan para abrir el cofre de Agapitón). Aunque no todas las clases hayan llegado, se les envía un cohete-grúa que los translada al planeta para poder participar en la competición y tener la oportunidad de empezar una nueva etapa de viaje a otro planeta, sin arrastrar retrasos que les desmotiven. Por supuesto, la clase ganadora es galardonada con un certificado de la Nasa de ser astronautas de reconocido prestigio, que se colgarán en la puerta, para que puedan presumir.

Una posible manera de buscar la llave es enviar un robot (llamado RX) a la superficie del planeta. Este robot actúa de forma teledirigida y bajo nuestras órdenes. Pero nuestras órdenes han de ser muy sencillas, de otro modo RX no las entendería y por tanto no las ejecutaría. Podemos poner una serie de requisitos (como sortear una silla, saltar un banco de gimnasia, coger una mochila y recoger algo del suelo como muestras del planeta…) hasta llegar a un lugar donde hay tres cajas bocabajo. Sólo una de ellas tiene la llave.
Si realizamos esta actividad por cursos, tendríamos tres robots. Los robots podrían ser los profesores para asegurar que no haya trampas. Por turnos, sus alumnos han de decirle órdenes como:
-RX, da 5 pasos al frente; RX 3,2,1,0. ( sin este protocolo el robot no funciona)
-RX, gira a tu derecha media vuelta; RX 3,2,1,0.
El objetivo es dirigir a los robots hacia la zona de las cajas, y … a ver quien tiene la suerte de dar con la caja de la llave.

Se puede intentar mantener esta prueba en todas las llegadas a los planetas, pero si dejara de causar entusiasmo se pueden inventar ginkanas en las que han de superar 4 ó 5 pruebas repartidas por todo el patio. El primero que las supere, gana la llave.

También se pueden organizar partidos de fútbol interplanetarios, los venusianos contra los plutonianos, que se pinten un ojo en la frente…En vez de ganar la copa ganan la llave.
También las llaves se colgarán en la puerta de la clase ganadora.

Se puede intentar mantener también el interés por el tema con varias actividades repartidas por el curso como:
- Concurso de dibujo de extraterrestres. El dibujo ganador será la mascota de toda esta aventura espacial.
- Visitas de unos cursos a otros. A ver qué se le ocurre a cada clase para sorprender a otras. (desde una invasión marciana, a visita de pequeños científicos que expliquen una de la mil maravillas del espacio…)
- Elaboración de murales para los pasillos del colegio
Puede servir también de excusa en lengua para hacer alguna redacción de ciencia ficción; dictados de textos del universo; en matemáticas para hacer problemas y cálculos con datos espaciales…
Al final de curso, juntando todas las llaves, se podrá por fin abrir el arcón . La sorpresa puede ser, por ejemplo, un helado para todos y un sencillo obsequio para el grupo que haya llegado más veces primero a los planetas.

Aunque este tipo de proyecto es para motivar en masa a los niños , no hemos de olvidarnos de ir felicitando, motivando o advirtiendo de manera personal a cada uno. Nosotros confiamos mucho, mucho en el trato individual. Creemos que cada niño, como cada persona, necesita sentirse conocido, atendido y querido personalmente. En el caso de los más guerreros, se sienten interpelados, ya no se refugian en la masa, y responden mucho mejor.
Os animamos a esta nueva experiencia.





viernes, 30 de septiembre de 2011

¡GRACIAS MAESTROS!



¿Cómo agradecer a los maestros la labor que realizan en nuestros hijos? Gracias a ellos y año tras año, cada maestro va “esculpiendo” la formación y hasta el carácter de nuestros niños.
En el día a día, no los vemos cambiar y crecer físicamente, pero al pasar los años nos damos cuenta de cuánto han crecido. Así ocurre con su formación. Día a día aprenden o maduran algunos conceptos, pero pasan los años y… aprenden a leer, a manejar conceptos matemáticos, memorizar, razonar, a convivir… hasta que llegarán a ser todos unos profesionales y unas personas. Y esto se lo debemos en gran parte a la labor de los maestros, que día a día, año tras año, trabajan con constancia y con ese sentido de responsabilidad y de trabajo bien hecho que les caracteriza, llegando en muchas ocasiones a hacer más de lo establecido.
¡Cuánto hemos de valorar la labor de los maestros! ¡Ojalá ningún maestro pierda su vocación, sino que, aunque pasen los años, cambien los tiempos y aumenten las dificultades la conserven siempre fresca y viva!
Padres y profesores somos un gran equipo, vamos a lo mismo, llevar a su máximo a esos niños que son nuestros y “de ellos”. El secreto de esto es mirarlos con verdadero afecto, con una mirada que, lejos de quedarse con lo primero que topan nuestros ojos (aspecto físico, comportamiento, inteligencia…), penetra y ve algo más: su valor, su personalidad, sus preocupaciones, su entorno y su sentir, sus potencialidades… y esto hace que los miremos con esperanza, con ilusión, convencidos…
Sí, esos niños darán mucho si se sienten queridos y comprendidos. Es el arte de llegar a ese punto del corazón donde ellos, libremente, activarán los resortes de sus mejores cualidades.
Y esa es la belleza de esta vocación educadora, que nunca debe caer en la rutina, pues cada niño/a es un mundo único, irrepetible, por descubrir, por llevar muy lejos… si se encuentra con alguien que le quiera de verdad. Aunque sólo hubiera un niño, ya merecería que existiera un educador.
Sí, esos niños/as dependen de nosotros, educadores: padres y maestros, por eso hemos de trabajar unidos, animarnos a no desfallecer, a no rendirnos nunca, apoyarnos y dialogar.
¡Gracias maestros!


jueves, 16 de junio de 2011

APROVECHAR LAS VACACIONES



Llegadas estas fechas todos exclamamos: ¡Ya estamos a final de curso, se ha pasado volando! .
Sí, llegan las vacaciones escolares, y las nuestras también, a unos antes, a otros después. Debemos ir con intención de aprovecharlas si queremos sacarles todo su jugo, ya que éstas aún pasan más rápido.
Cuando decimos vacaciones todos pensamos: ¡tiempo para descansar! y es así. Lo único que descanso no es sinónimo de pasividad. Si el tiempo de verano fuera pasividad acabaríamos realmente aburridos. Tampoco debe ser sinónimo de dejarse llevar de la desgana, en ese caso acabaríamos realmente insatisfechos...

El tiempo de verano debe aliviar nuestro cuerpo y nuestra mente del stress, del activismo, de las prisas que inevitablemente llevamos durante el curso, pero son un tiempo precioso para realizar actividades que no hemos podido hacer durante el curso y cultivar cualidades o aficiones que tenemos.

Hace unos años nos encontramos con una adolescente de trece años que al volver de las vacaciones decía con cara de gran satisfacción: "Estoy muy contenta porque este verano he aprendido mecanografía y bastante inglés". Y , por el contrario, comentaban otras dos: "¡Qué aburrimiento de verano, de casa a la piscina y de la piscina a casa ¡todos los días!" Son expresiones que demuestran que nos sentimos frustrados cuando no sabemos que hacer con nuestra vida.

Nosotros recomendaríamos un buen horario. Indudablemente un horario más holgado y flexible que durante el curso, pero sí un horario, pues necesitamos orden y organización para funcionar bien y sobre todo para no convertirnos en presa fácil de las ganas, que son nuestras más peligrosas "depredadoras". ¿Quién no ha dicho: este verano haré..., me levantaré temprano ... iré..., adelantaré..., estudiaré...? y después... ¿quien hizo... , madrugó..., fué..., adelantó.., estudió...? Cuando llegó el momento... ¡zas! fuimos devorados sin piedad y de un sólo bocado por estas temibles ganas. En un segundo de debilidad, son capaces de tirar por tierra (y con un solo dedo) nuestros más pensados y deseados propósitos. Así nos encontramos con que pasa el día (y si nos descuidamos el verano y ...la vida) sin haber hecho nada.
Pero ¡atención! Hemos de ser animosos, las personas tenemos voluntad. ¡Podemos hacer lo que realmente queremos! Sólo hay que pensar, querer y empezar con resolución. ¡A ver quién manda aquí! El horario nos ayudará a ello.

Se nos ocurren actividades que no deberían faltar en un horario para nuestros hijos (os dejamos como ejercicio de sobresaliente la elaboración del horario de los padres):

  1. Poner una hora de levantarse. Cada uno piense una hora adecuada que asegure el descanso necesario, pero una vez conseguido... ¡¡arriba, que hay mucha vida por vivir!! Si aseguramos esto, todo irá muy bien. Si empezamos pactando con la pereza, la arrastraremos todo el día.
  2. Tiempo de colaboración en el hogar, con pequeños servicios, adaptándonos a las edades. Nunca lo omitáis, más que el trabajo en sí que puedan realizar es el hábito, la disposición que se va generando en ellos lo que es vital.
  3. Tiempo de estudio. También con poco será suficiente. Conviene que no olviden lo adquirido durante el curso para no empezar el curso a cero. El ponerse al día después se les podría hacer muy duro.
  4. Mucho tiempo de juego: familiar y solos, de todo. Juegos de deporte, de mesa, de parque... tenemos mucho para variar (no queremos decir todo en un día, claro). También puede ir bien recorrer las habitaciones de casa con papel y lápiz para ir anotando todos los juegos o actividades que tenemos en casa, que se acumulan en los armarios y no les sacamos provecho. Hay muchos muy interesantes, divertidos , culturales, de destreza... ya sabéis: puzzles, construcciones, de manualidades, de conectar preguntas con respuestas, de ingenio, de cultura, de magia... en fin ¿para qué queremos tantos, si no los usamos?
  5. Tiempo de dialogo familiar y personal con los distintos miembros de la familia. Empezando entre nosotros, padres, como base de los otros. Tenemos más tiempo para fomentar la unión entre nosotros y con ellos. Estos diálogos conservarán de forma natural la apertura de los hijos a los padres, que tanto deseamos todos.


Bueno ya sólo nos queda despedirnos hasta septiembre (sí, nos tomamos dos meses de vacaciones en el blog porque si no... ¡no nos va a dar tiempo a hacer todo lo que hemos dicho!) y desearos de corazón un felicísimo verano.

martes, 10 de mayo de 2011

EDUCAR CON CUENTOS: LA CONSTANCIA

Siguiendo el esquema propuesto en PROGRAMA DE EDUCACION EN VALORES A TRAVES DE CUENTOS os proponemos el tema de este mes.

Puede ser que, en algún momento, hayamos sentido desánimo y abatimiento en esta tarea educativa. A veces no sabemos qué hacer, cada hijo es un mundo e incluso tratándose del mismo lo que sirve en un momento dado ya no sirve para otro.
Nos gustaría hacerlo bien, muy bien, pero además de existir la dificultad propia de la educación, hemos de contar con otra adicional: nuestras limitaciones y nuestro cansancio.
¿Quién no se ha sentido alguna vez tremendamente torpe y limitado? Queremos hablar con respeto y no lo hacemos; queremos esperar a decir algo buscando el momento oportuno y las palabras ya están saliendo por nuestra boca; queremos dar los mensajes de forma positiva y… llueven los reproches… Así somos. ¡Vaya padres! ¡¡Qué desastre!! Y claro, ¿cómo no sentirnos culpables cuando los vemos cometer errores y, más aún, si son los mismos que cometemos nosotros?

Ante esta situación caben dos posturas. Una: llorar, abatirse, desanimarse… y rendirse. ¡Total, nunca seré buen padre o madre! (por favor, nunca optemos por esta salida fácil. Sería el fin de una gran historia).
Otra postura, es la del ánimo valiente, la constancia. Después de ese primer sentimiento (que, ¿qué queréis que os digamos? Tampoco nos va mal sentir esos “toques” de atención para replantearnos nuestra labor y no dormirnos en los laureles) ha de brillar una gran esperanza: ¡volvamos a empezar! ¡la constancia y la paciencia coronan las grandes obras!
Hemos de ver muy natural que el proceso educativo sea una alternancia de éxitos y fracasos y que realmente hay que trabajarlo diariamente, ¿no ocurre lo mismo en todos los procesos de la vida? El trabajo, la limpieza, el aseo personal…¿Cuándo se acaban?; el cultivo de la tierra requiere un trabajo constante de podas, fumigaciones, abonos… sin contar con la interminable faena de quitar las malas hierbas que nunca paran de salir, por más que te pases la vida arrancándolas…
Supongamos ahora un joven, que le cuesta estudiar porque su capacidad no es del todo brillante. Ante su constante lucha entre el suspenso y el aprobado y viendo que sus esfuerzos no siempre son recompensados ¿le diríamos: “¡anda, déjalo, qué ganas de pasar penas tienes; ya ves que fracasas muchas veces!”? ¿No sería esto cortarle las alas e impedir que llegue después a realizarse felizmente en un trabajo?
Al contrario, le animaríamos, le diríamos que lo que realmente vale de una persona no es tanto el resultado sino su esfuerzo, su capacidad de lucha y superación y que hace más el que quiere que el que puede. Esto lo hemos comprobado todos en la vida.
De igual manera hemos de pensar nosotros, padres y madres. Nuestra talla está en esa constancia. Ese ánimo nos hará perseverar, tener esperanza: es seguro que nuestros hijos serán, no sólo correctos y educados, sino personas luchadoras, de grandes miras, que aspiren alto…
Enseñémosles, con nuestro ejemplo, que la vida es un continuo progresar a base de caer y levantarse… y que sólo así se llega al final. Si nuestros hijos aprenden a ser constantes, les habremos armado para la vida, la mejor preparación para que den de sí al máximo, sin que se echen atrás ante cualquier dificultad. Nuestros errores, convenientemente corregidos, se convierten en un momento privilegiado de enseñar a levantarse.

Volviendo a la vida práctica, al día a día ¿cómo haríamos esto?
Supongamos que hemos perdido la paciencia y hemos alzado la voz, diciendo incluso palabras que les hieren…
Al cabo de un rato sentimos pesar de lo que les hemos dicho pues les podemos hacemos creer que son inútiles y todo lo hacen mal.
El arreglo es sencillo. En cuanto los ánimos estén serenos, en nosotros y en ellos, acerquémonos, reconozcamos nuestro error pidiéndoles disculpas, a veces (según la edad) un abrazo hace mucho… ¿por qué no decirles que olviden nuestras palabras, que no son verdaderas porque iban enturbiadas de nuestro mal humor? Y que, al contrario, tienen muchas cosas positivas, que a veces no sabemos expresarles, pero que las sentimos de verdad.
Este tipo de encuentros, recuperan y aumentan la unión, y les hacen sentir que se les trata con justicia. Y cuando uno se siente tratado justamente, está pronto a olvidar el percance.
Al contrario, cuando esto no se da, queda un poso que hace daño; nos resulta difícil olvidar y puede dar lugar a que un día llegue la gotita que haga rebosar el vaso. Quizás entonces, los daños sean muy profundos.

Seamos amigos de reconocer nuestros errores; esto también da paz y nos ayuda a levantarnos y a seguir adelante.
También es necesario apoyarse en personas que sean de fiar y nos animen positivamente. Las grandes expediciones no se hacen nunca solos, pues los peligros son muchos y necesitamos hacernos espaldas.
Ser padres y madres es una de las grandes expediciones de la vida.


JUEGO MOTIVACIÓN:

Se puede coger un dibujo, de algún tema que motive al niño/a: alguna princesa u otros personajes de cuentos, o coches de carreras… (en fin, cada uno conoce a los suyos). No se lo enseñamos, pues lo irán descubriendo poco a poco. Cogemos otro papel y lo montamos sobre el dibujo; después, apoyándonos en una ventana, marcamos puntos que después permitan reconstruir el dibujo. Se trata de numerarlos para que después puedan unirlos y reconocer la imagen. Este mes vamos a demostrar que somos constantes en algún puntillo que acordemos. Y en cada logro, uniremos un nuevo segmento del dibujo.
Si cada noche revisamos el propósito (eso quiere decir que también nosotros, padres, somos constantes en nuestra tarea de revisión) podremos dibujar otro segmento. Calculemos, pues, para un mes 60 puntos, dos por día: por el logro y por el seguimiento. ¡¡ A ver si lo conseguimos ¡!
Cuando esté completo, pueden colorearlo; les dará mucha satisfacción pues significa mucho.


HISTORIA CERO: La famosa fábula de Esopo, La liebre y la tortuga.

HISTORIA DE LA PRIMERA SEMANA:

Rita y Helen eran dos ranas que vivían en una gran laguna. Saltaban, croaban, se perseguían… gozaban de la vida y eran muy felices.
Pero un día decidieron irse a ver una granja que había por allí cerca, se metieron en el granero y lo curiosearon todo y nadie les molestó.
Vieron un cubo… Miraron… ¡Qué sorpresa!
-¡Hay nata en el cubo!-dijo Rita a su amiga- ¡Vaya festín que nos vamos a dar!
Rita saltó al cubo de nata y Helen la siguió. Comieron hasta hartarse. Después nadaron, se salpicaron y se hicieron cantidad de bromas. Pero cuando la diversión terminó, Rita y Helen notaron que las paredes del cubo eran muy altas y resbaladizas. Repetidas veces intentaron salir, pero cada vez que lo intentaban, caían dentro de la rica crema.
Helen no pudo resistir más- ¡me rindo!- gritó, mientras se iba al fondo del cubo y se ahogaba. Rita, sin embargo, no cedió. Luchó con energía, nadó y chapoteó. Y ¿qué creéis que pasó? De repente se encontró sobre una masa endurecida. Se sentó unos instantes y después saltó todo lo que pudo y logró salir. Sin perder un segundo, volvió a su casa de la laguna. Rita se había salvado porque se esforzó constantemente y no quiso rendirse.



HISTORIA DE LA SEGUNDA SEMANA:

Helen Keller nació en Tuscumbia, una pequeña ciudad rural de Alabama, Estados Unidos. Su sordoceguera fue causada por una fiebre en febrero de 1882 cuando tenía tan solo 19 meses de edad. Su incapacidad para comunicarse en tan temprana etapa de desarrollo fue muy traumática para ella y su familia. Los siguientes años fueron muy difíciles para Helen y su familia. Helen se hizo una niña muy difícil, aventaba los platos y lámparas y aterrorizaba la casa entera con rabietas, gritos y su mal genio. Los parientes la miraban como un monstruo.
Pero su familia - y ella misma - no se resignan con ese destino, y lo fueron superando a fuerza de voluntad y constancia, y gracias sobre todo a tutores y amigos que la ayudaron; entre ellos y de forma especialísima, Anne Sullivan.
Anne Sullivan fue su profesora personal, y amiga de toda la vida. Anne sí que demostró constancia y gracias a ella hizo de Helen una nueva persona; le ayudó primero a controlar su mal genio, y después le enseñó a leer, en primer lugar con el alfabeto manual táctil y más adelante, con el sistema Braille, a escribir de forma normal y a través de las máquinas de escribir en Braille.
Para enseñarle a hablar, Sullivan ponía la mano de Helen en su garganta para que pudiera sentir las vibraciones creadas al comunicarse. Sullivan hacía que Helen tratara de formar estas mismas vibraciones. Este procedimiento se utilizó para enseñarle a Helen a hablar desde joven.
Su discurso, sin embargo, seguía siendo confuso. No fue hasta años después que, con la ayuda de la técnica de un profesor de voz y el apoyo de Anne, Helen pudo finalmente hablar de manera clara.
Helen fue a la escuela de Cambridge para señoritas desde 1896 y en el otoño de 1900 entró en la Universidad de Radcliffe, siendo la primera persona sordociega que podía alcanzar el reto de presentarse y transitar en una Universidad. El 28 de junio de 1904 Helen se graduó "Con Honores" de la Universidad de Radcliffe, siendo la primera persona sordociega en obtener un título universitario. Ese mismo año en la exposición de San Luis habla por primera vez en público.
Helen y Anne iniciaron en los años siguientes una gira de charlas y conferencias sobre sus experiencias. También hacía campañas para mejorar la calidad de vida y las condiciones de las personas ciegas, quienes eran rechazados y erróneamente educados en asilos. Su insistencia fue uno de los factores importantes para que las condiciones de éstos cambiaran.
En 1964, Helen fue galardonada con la Medalla Presidencial de la Amistad, el más alto premio para personas civiles otorgada por el presidente Lyndon Johnson. Un año más tarde fue elegida como La mujer del “Salón de la Fama” en la Feria Mundial de Nueva York.
El primero de junio de 1968, en Arcan Ridge, Helen Keller muere mientras dormía.


HISTORIA DE LA TERCERA SEMANA:

Esta historia también es verídica, aunque no conocemos sus nombres. Ocurrió en un pueblo algo grande, quizás hace 50, 60 años, y aunque no hace tanto, la vida si ha cambiado mucho. Transportémonos a la cultura de entonces. Es un bello ejemplo de constancia en él y de constancia en ella.

El hijo del hombre más acaudalado de la localidad, llamémosle Alberto, estaba en plena juventud, además era bastante fuerte y atractivo, con lo cual la mayoría de jovencitas del pueblo suspiraban por él. Su padre le había comprado un coche y no hacía más que lucirse y pasearse con él por la carretera que atravesaba el pueblo, haciéndose el interesante, dando conversación a unas y otras y… perdiendo mucho tiempo. Realmente era poco trabajador, acostumbrado a una vida fácil y acomodada.
Pero mira por donde, se fijó en una jovencita, llamémosla Elena, que al contrario que las otras, no parecía querer llamar la atención de Alberto. Iba a lo suyo, se la veía siempre diligente, ya con el cántaro de agua, ya con la compra, ya con la colada al lavadero… Cuando él la saludaba (en los pueblos, más o menos, todos se conocen) con idea de que se fijara en él, ella se limitaba a saludar muy correcta un: ¡Buenos días, señorito Alberto!, con una suave sonrisa y continuaba su marcha con mucha naturalidad.
Quizás por esto, a Alberto le empezó a llamar aún más la atención. El quería que ella también le mirara, como todas las otras, o al menos disimuladamente, para sentir que la captaba. Por eso, cuando salía a la calle o reía con otras jóvenes, siempre la buscaba con la mirada a ver si la encontraba. Los días que aparecía siempre le causaba una agradable impresión: centrada, sencilla, natural, diligente…y por supuesto, a él lo trataba como a cualquier otra persona.
Como Alberto estaba de tertulia todos los días en la plaza con sus amigos, se percató de que Elena solía ir a la fuente hacia el mediodía, y sin darse cuenta, cada mañana esperaba el momento en que apareciera, allá , doblando la esquina de la callejuela.
Un día, Elena no apareció a la hora acostumbrada, parece que se retrasaba y él no sabía porqué se encontraba algo inquieto. Al fin no dejaba de mirar hacia la esquina y cuando al fin apareció, el corazón le dio un brinco. Fue entonces cuando cayó en la cuenta que estaba totalmente enamorado.
Pasaron los días y a Alberto no se le quitaba de la cabeza Elena. Al fín decidió acercarse a ella y proponerle ser novios. Pero con lo que él no contaba era con la visión que ella tenía de lo que debía ser el compañero de su vida. Ella entendía esa relación como algo muy grande, no como algo superficial o un pasatiempo, sino como una ayuda mutua, que uno pudiera ser para el otro un estímulo muy fuerte para superarse y sacar lo mejor de sí. ¡Vaya meta alta!
Alberto comprendió por qué ella no era atraída por su altura o su físico, ni siquiera por su coche, comprendió que ella buscaba un hombre, un hombre íntegro, en quien confiar, en quien apoyarse… y claro … esta suave negativa le hizo comprender la realidad de su persona. Se sintió un hombre rico por fuera pero muy pobre por dentro, auténticamente pobre. ¿Qué le podía él ofrecer a Elena?
El primer día se sintió azotado por sentimientos de abatimiento e incluso de indignación, pero pasados unos días le inundó una nueva sensación. Se dio cuenta que Elena tenía razón, que era una chica sensata, no como otras, y que era justo la que le convenía.
Lo que antes nunca hubiera deseado, ahora le atraía: ser todo un hombre… junto a Elena; formar una familia… junto a Elena; educar a “sus” hijos… junto a Elena.
Y con este nuevo deseo se dirigió a ella y le dijo que le iba a demostrar quien era el verdadero Alberto, que pensaba matricularse en medicina para demostrarle lo que era capaz por ella, por que la quería…
Y por abreviar la historia, Alberto, estimulado por el recuerdo de Elena, estudió medicina y resultó ser un excelente alumno.
Todo esto cautivó el corazón de Elena, y su deseo quedó colmado en la persona de Alberto. A su vez, Alberto se sentía cada vez más enamorado de Elena, ya que tanto le había costado conseguir su cariño; y al mismo tiempo muy feliz, por que gracias a ella, él se sentía útil y realizado.
Se casaron y aún él llegó a ser director de un importante hospital. Y cuando se celebraba alguna fiesta en el centro, junto con sus esposas, como en esta época era costumbre, todos le felicitaban por su capacidad, su eficacia, su entrega al trabajo, por el tremendo beneficio que estaba ofreciendo… y él, siempre contestaba lo mismo, mirándola, profundamente agradecido y enamorado: “Denle las gracias a ella”.


HISTORIA DE LA CUARTA SEMANA:

Más que historia de cuentos podemos citar cantidad de ejemplos de la historia que demuestran que sólo con constancia se consiguen las cosas, y en el peor de los casos, aunque a veces nuestro esfuerzo parezca inútil, no lo es, pues puede ser el punto de partida de los que vienen detrás y alcanzarán la meta.

Desde el descubrimiento de la pólvora por los chinos, pasando por su uso en pirotécnia y distintos tipos de armas, en distintas civilizaciones y siglos, derivó también a la construcción de cohetes: Ariane, Athena, Atlas,…Sputnik,… Saturno I,..Saturno V, Titan,Vanguard, Zenit…
El comandante Neil Armstrong fue el primer ser humano que pisó la superficie de nuestro satélite, la luna, el 21 de Julio de 1969 a las 2:56 al sur del Mar de la Tranquilidad (Mare Tranquilitatis).
Podemos nombrar también tantos y tantos científicos que gracias a su constancia y esfuerzo nos han dejado una gran herencia a toda la humanidad. De los miles de ellos, podemos nombrar sólo algunos: Guteberg, la imprenta; Pascal, máquina de sumar; Newton, el telescopio; James Watt, la máquina de vapor; Ramón y Cajal, médico aragonés que descubrió las neuronas; Eddison, la bombilla; John Logie Baird, la televisión…
También los músicos nos han dejado sus bellas composiciones, conviene destacar que Beethoven compuso sus últimas obras estando completamente sordo.

Cabe una reflexión, ¿habrá nacido el descubridor del remedio contra el cáncer, por decir una de las necesidades que tenemos? Puede ser, y por ello hemos de enamorar a nuestros niños y jóvenes de la constancia; en otro caso quedará por descubrir …



domingo, 10 de abril de 2011

EDUCAR CON CUENTOS: EL AGRADECIMIENTO

Siguiendo el esquema propuesto en PROGRAMA DE EDUCACION EN VALORES A TRAVES DE CUENTOS os proponemos el tema de este mes.

“Gracias papá, gracias mamá”… ¡Qué bien nos sientan estas palabras cuando las oímos! Parece que son como un bálsamo que alivia las “heridas” producidas por el esfuerzo y la lucha de esta labor de ser padres y madres. Todas nuestras fatigas han merecido la pena.
Ciertamente el instinto de paternidad y maternidad es admirable, no mide ni regatea esfuerzos a la hora de alimentarlos, cuidarlos y formarlos. A pesar de ello, cuando crecen y tienen edad de comprender y valorar, deseamos que se den cuenta de todo lo que han recibido, no tanto por nosotros, sino porque ser desagradecidos, creerse con todos los derechos y que todo nos parezca poco, no adorna a nadie.
Ocurre que para ser agradecidos, al igual que con otros valores, es necesario trabajar la sensibilidad. Mientras que unas manos sensibles tocan y perciben con precisión la textura de las cosas, unas manos encallecidas pierden esta capacidad. Aunque parezca mentira, también las personas pueden llegar a “encallecerse” y perder la capacidad de valorar y agradecer lo que se recibe de los demás si no hacemos nada al respecto. Recordemos que los niños crecen hoy en una sociedad cómoda, donde, si nos descuidamos, reciben demasiado y apenas tienen que aportar (en muchas ocasiones, nos conformamos con el estudio… si se le puede llamar estudio). Esto puede llegar a formarles la convicción de que tienen derecho a todo lo que se les da (y cada vez más) mientras que el aportar es ya una cuestión de gustos, de su inclinación o ganas…no hay obligación.


¿Qué podríamos hacer?

Se nos ocurren varias cosas.
Una, importantísima, es “que oigan” hablar de este valor, para que sepan que existe. Y como toda buena lección, junto a la teoría va el ejemplo o ilustración que aclara todas las dudas. Si nosotros, padres y madres, somos agradecidos, nuestros hijos lo podrán ver e imitar; podríamos compararlo con el inglés, que se aprende mejor con unos padres ingleses que con todas las academias del mundo juntas.
Sería el momento de hacernos esta reflexión: ¿somos agradecidos?; quizás también nosotros podríamos aumentar nuestro nivel.
Desde el típico enseñarle de pequeñitos a decir gracias cuando reciben algo de alguien, a otras muchas cosas como que oigan agradecer y valorar: la comida, el tiempo y esfuerzo que lleva prepararla; que oigan lo agradecidos que estamos del orden que han dejado en su habitación, de su colaboración en casa; que oigan cómo valoramos los aspectos positivos de sus profesores, que indudablemente tienen, cómo nos admiramos de la labor tan meritoria, del esfuerzo, interés, tiempo y responsabilidad que les mueve… en algunos a niveles inverosímiles… A fin de cuentas todos somos lo que somos gracias, entre otros, a los profesores que hemos tenido en nuestra vida y que han construido una pequeña etapa de nuestra formación.
Que oigan cómo agradecemos a los vecinos o amigos los favores recibidos y cómo estamos dispuestos a devolverles los favores como muestra de agradecimiento.
Han de oír de nosotros muchas cosas positivas de los demás y pocas negativas, pues es de justicia y objetivamente real. A nuestro alrededor existe un amplio paisaje de cosas positivas, si lo sabemos y queremos ver, ¿vamos a detenernos justo en las desagradables?
Pero lo más valioso y lo que más bien les hace es que oigan de labios de mamá cosas bonitas de papá, y viceversa, que oigan de labios de papá cosas bonitas de mamá. Que oigan agradecernos el uno al otro lo que aporta el otro, lo que ayuda, sus cualidades, sus capacidades, sus atenciones… Que lo oigan, y que lo oigan con calor. Esto hace mucho bien a los hijos…y a los padres. Cuando nos sentimos valorados, nos sentimos bien. Además se ancla el deseo de no defraudar al que confía, espera y agradece mi labor, mi actuación. También nos ayuda a mirar con aprecio al que me agradece, así como miramos con más afecto al que decimos gracias; todos estos sentimientos aumentan la unión.
Que nos oigan, que nos oigan… ¡Realmente les contagiaremos ese sentir! Y serán positivos, sensibles y agradecidos.

Otra cosa que podríamos hacer es “actuar”. Los niños se hacen idea de la importancia de las cosas según sean nuestras reacciones. Por ejemplo, si ante una contestación maleducada no hacemos nada, deducen que no es muy grave lo que han hecho. Si rompen una figurita de porcelana y nos enfadamos mucho pensarán que es gravísimo (cuando en realidad puede haber sido un accidente sin mucha culpa).
Si queremos hacer comprender lo importante que es valorar o agradecer, hemos de estar atentos. A lo mejor un día, un niño de la clase que cumple años regala un detallito a todos. Resulta que ante aquel obsequio en vez de agradecerlo se pone a protestar que lo quería de otro color o el de otro compañero. Si esto ocurre por primera vez, hemos de explicarle que a todo hay que decir gracias sea lo que sea, porque el regalito es precioso (aunque a él no le guste; eso es problema nuestro) y a fin de cuentas mi compañero me lo regala con toda su ilusión y generosidad y se pondrá triste con mi contestación. Pero si esto ocurre por segunda vez, le diremos que como no le gusta nos lo quedaremos nosotros para alguna ocasión que haga falta. Y no se lo daremos. De esta manera aprenderá a valorar, agradecer y pensar antes de hablar, y no dejaremos que crezca en él esa mala costumbre de exigir con menosprecio.
Esto puede aplicarse, siempre con serenidad y cariño, en muchas circunstancias y edades. Si no empezamos pronto, ¿qué ocurrirá en la adolescencia y juventud?


JUEGO MOTIVACIÓN: LOS GENIOS AGRADECIDOS

Nuestros hijos se van a convertir en unos “genios” de esos que salen de las lámparas maravillosas y están dispuestos a cumplir nuestros deseos, en agradecimiento a haberles sacado de su pequeña lámpara. Nos pueden conceder un pequeño deseo por día. Los vamos a escribir en las solapas del popular juego come-coco, que se hace doblando un cuadrado de papel. Si lo hacemos con un pliego de cartulina grande, les gustará mucho. Pintamos las solapas o les pegamos papel de colores.



Cada día nos pedirán que digamos un número, harán mover el come-coco tantas veces como indica el número que hayamos dicho y a continuación escogeremos un color. Levantarán la solapita y leerán nuestro deseo. Ejemplos pueden ser: no pelearse hoy con el hermano, ordenar tu habitación, sentarse pronto a estudiar, barrer la casa, saludar a los vecinos que hoy te encuentres… Como los conocemos, sabemos qué les vendrá bien.



HISTORIA DE LA PRIMERA SEMANA: PRECIO POR CADA TAREA

David era un niño de doce años que tenía una hermanita, Sara, que acababa de cumplir cuatro.
La quería mucho, pues había deseado enormemente tener un hermanito o hermanita hasta que nació ella y además resultó ser una niña muy agradable y cariñosa.
Un día los padres de David se vieron obligados a ausentarse un sábado porque los abuelos habían tenido un grave percance y tenían que atenderlos. Por más que pensaron con quién dejar a los niños, no encontraron a nadie. Viendo la urgencia del caso, que David era mayorcito, y que ambos niños eran responsables y sensatos, los padres decidieron marchar dejándolos solos.
David- le dijeron- al final tendréis que quedaros solos hasta las cinco. Cuida mucho a Sara y portaos bien, sabemos que eres responsable y nos fiamos de ti. Te dejaremos una hoja con un horario para que estéis ocupados.
Y así se fueron. David cogió la hoja y leyó el horario; había tiempo para todo: rato de estudio, rato de descanso, rato de trabajo, rato de juego…con todas las explicaciones para atender a su hermanita.
Cuando llegaron los padres se alegraron mucho de que todo estuviera en orden y de que David hubiera cuidado muy bien a Sara, con lo cual felicitaron mucho a los niños. Pero cuando los padres fueron a acostarse esa noche, vieron una carta que David les había dejado bajo la almohada. Decía así:

Queridos padres:
  • por haber hecho la cama de Sara …0.50
  • mi cama …0.50€
  • por haberle dado de comer a Sara …0.50€
  • por haber barrido la casa …0.50€
  • por haber hecho los deberes …0.50€
…..
total 5€

Los padres sintieron una profunda desilusión y tristeza al leerla. Se miraron en silencio y se acostaron, sin apenas articular palabra.
Al día siguiente, el padre entró en la habitación de David con toda naturalidad, para despertarle. David lo miró con cara de incertidumbre y hasta con un poco de apuro. De hecho no se había atrevido a darles la carta personalmente, pero, oye… ¡había hecho muchas cosas y se lo merecía!
Su padre le dijo: “David, mira debajo de tu almohada algo que mamá y yo te hemos dejado …” y salió de la habitación. David encontró un sobre, lo abrió con prisas y encontró… 5€ y… una cartita de papá y mamá.
-¿Qué será? – pensó el niño, y leyó:

Queridísimo hijo:
  • Por haberte dado la vida… 0€
  • Por las noches pasadas en vela para amamantarte y consolarte …0€
  • Por cuidarte con cariño, alimentarte y procurarte vestido… 0€
  • Por leerte cuentos, por ayudarte a los deberes …0€
  • Por jugar al fútbol contigo …0€

Total …0€
Te queremos mucho: papá y mamá.

Cuando David leyó la carta, le brotaron lágrimas en los ojos y se sintió profundamente avergonzado. Fue a la cocina, abrazó a sus padres y les pidió perdón por esperar dinero de cosas que se han de hacer sin medida, generosamente y por amor.


HISTORIA DE LA SEGUNDA SEMANA: EL PLATO DE MADERA

Ocurrió en una casa donde vivía una familia formada por un matrimonio, un hijo y el abuelo paterno. El abuelo era muy mayor. Después de haber pasado toda una vida trabajando duramente en el campo, de sol a sol, por ofrecer a sus hijos lo mejor, ahora le temblaban mucho las manos y aunque quería evitarlo, era imposible. Lo peor era a la hora de comer, pues se le caía la comida de la cuchara y se manchaba sin remedio. En varias ocasiones se le cayó el plato rompiéndose éste y manchando el suelo. Ante este panorama, su hijo y la nuera se enfadaban y le reprochaban, hasta que tomaron la decisión de hacerle un plato de madera y llevarlo a comer aparte, en el patio, donde no hubiera tanto problema de ensuciar. Allí, el pobre anciano comía como podía, notando muchas veces cómo se le deslizaba la sopa por la barbilla y sobre todo la humillación.
Un día, cuando el padre de familia llegó de trabajar del campo, encontró a su hijito tallando una madera.
-¿Qué haces, hijo, con esa navaja tallando un trozo de madera?
-Mira papá- le dijo con inocencia y como quien ha tenido una buena idea- estoy tallando un plato de madera para ti, para cuando seas tan viejecito que te tiemblen las manos y tengas que comer fuera.
Fue entonces cuando el padre se dio cuenta de su actitud desagradecida y arrogante. Esa misma noche hizo pasar al abuelo, le sentó a la mesa y con sus propias manos le llevó la cuchara a la boca, le limpió suavemente la barbilla porque comprendió que era el momento de devolverle toda la atención que en su vida había recibido de él.

(Cuento popular)


HISTORIA DE LA TERCERA SEMANA: SOLO POR UNA COSITA NO VOY A OLVIDAR

En la clase de Alberto había 22 niños. Se llevaban bien, bueno… había alguna que otra peleilla de vez en cuando, pero dentro de lo normal. Alberto había llegado hacía dos años al colegio, y pronto estuvo muy integrado. En el recreo hacían partidos de fútbol y él solía jugar en el mismo equipo que su mejor amigo, Sergio, con el que tenía gran afinidad.
Un día, en uno de esos partidos, otro compañero, Carlos, que jugaba en el equipo contrario, cayó por tierra justo cuando tenía casi un gol metido, a dos minutos de fin de partido. ¡Qué coraje le entró! pues podía haber hecho ganar a su equipo. Quizás por este mal humor, cuando llegó a la fila para subir a la clase y se topó con Alberto, que llevaba una gorra, le empujó para que subiera más rápido, le insultó y le quitó la gorra arrojándosela lejos.
Sergio salió en defensa de su amigo Alberto, pero Carlos desapareció escaleras arriba. Sergio le dijo entonces a Alberto:
- Es un tonto, yo de ti no le volvía a dirigir la palabra.
Pero Alberto no dijo nada.
Al día siguiente, al llegar la hora del recreo y de escoger equipo, le tocó a Alberto pedir. Después de dos elecciones escogió también a Carlos. Sergio se acercó a Alberto y le dijo:
-¿estás loco?
Entonces Alberto respondió:
-oye Sergio, Carlos es muy buen jugador; además le aprecio mucho porque el primer día que llegué a este colegio tú no sabes el miedo que yo tenía, pues era un novato y todos se conocían. Carlos ese día se me acercó, me enseñó todo el cole e hizo que ya me metiera en un equipo a jugar. Se lo agradecí de corazón y volví a casa mucho más tranquilo. Ayer él estaba disgustado por lo del gol; chico, sólo por una cosita que me ha hecho no voy a olvidar aquel favor que me hizo ¿no crees?
Sergio hizo un gesto con la cabeza, como diciendo: bueno, vale… y jugaron estupendamente aquella mañana.


HISTORIA DE LA CUARTA SEMANA: QUIERO OTRA MAMA
(Recomendado para el día de la madre)

Había una vez una chica, Carolina, ya adolescente, que se quejaba continuamente de su madre.
- Desde luego- decía – que suerte tiene mi amiga Alicia que su madre le deja ir donde quiere y hasta la hora que quiere.
Otro día era: pero ¿para qué me haces estudiar esta tarde, si todavía falta mucho para los exámenes? ¡ay, mamá, qué aburrida eres!
O si pasaban delante de un escaparate: mamá ¿cómo dices que no me hace falta otra camiseta, si Marisa tiene por lo menos doce?
Y así, día tras día. Sufría ella y hacía sufrir a sus padres, claro.

Un día por la noche tuvo un curioso sueño. Resultaba que al ir por la calle, vio una tienda con un rótulo que jamás antes había leído: “TIENDA DE MADRES”. El escaparate mostraba grandes carteles: ¡¡Grandes ofertas!! , ¡Aproveche la ocasión y cambie de madre!
Aquello pedía entrar aunque fuera por curiosidad. El interior era amplio, iluminado y agradablemente decorado. En las paredes había infinidad de cajones, cada uno con un título. La tienda estaba llena de chicos y chicas, todos muy ajetreados abriendo y cerrando los archivadores, leyendo la ficha técnica donde se explicaban ampliamente las características de cada modelo de madre.
Carolina también se acercó a los cajones y empezó a curiosear: Madre artista, Madre protectora, Madre rica…
Abrió uno que decía: Madre Deportista. Bueno… podría ser interesante, a fin de cuentas a Carolina le gustaba mucho el baloncesto. Leyó:
“Le gusta mucho el deporte y le preocupa mucho estar en forma y cuidar la dieta, por ello intenta que toda su familia coma mucha verdura y fruta y rechaza chuches y dulces.
No sé… ¿ya no podría comer las tartas y bizcochos que su madre le ponía todos los domingos? ¡y como me ponga espinacas con frecuencia…!
Se levanta muy temprano y va a hacer footing, siempre intenta, como buena madre, ir con alguno de sus hijos…
¡uy, que pereza, a mí que no me lo pida los domingos!
Lo que no perdona nunca son las caminatas de los sábados por la tarde con sus amigas, porque caminar es de suma importancia para tener un corazón joven y fuerte”
Entonces, ¿ya no tendría los juegos de sobremesa con toda la familia? ¡para una cosa buena que hacemos en casa!..Mira, mejor dejo esta madre…

Luego vio otro título atrayente: Madre belleza
Puede estar interesante, la verdad que la madre de Begoña es guapísima y todos aplauden lo que dice o hace, incluso cuando critica a alguien. Hasta viste ser amiga de Clara, su hija…

“Es una madre que causa admiración. Tiene una bonita cara y un tipo envidiable. Para ello gasta considerablemente en productos de belleza, ropas y complementos que son de elevado precio. Por supuesto mantenerse bella tiene un coste.
Vaya, pues si gasta tanto, adiós a mis camisetas de antojo…lo mismo me recortaría más
Tener esa imagen lleva también mucho tiempo en arreglarse, maquillarse, lavarse el pelo…
Hum… lo mismo voy al baño y está siempre ocupado…
Por supuesto se mira mucho en el espejo y puede engreírse con facilidad
Con lo que me fastidia a mí que no me miren cuando quiero decir algo a alguien. Ya me la imagino respondiéndome ausente sin retirar la mirada del espejo… nada, nada, no me convence, otra.
Madre marchosa:
Le gusta la marcha y salir todos los fines de semana, incluso hasta altas horas de la noche…
Ésta seguramente está bien, porque si ella sale, no verá mal que yo también lo haga…yupiii
… como consecuencia se levanta los sábados y domingos sobre las 11:00 ó 12:00…
¡uy!¿quién me llevará a mí a los partidos? Lo mismo se enfada el entrenador y me deja sin jugar
… como le queda la mañana corta compra cualquier cosa para comer…
¡cualquier cosa!¡cualquier cosa! Lo mismo nunca hace las croquetas que hace la mía, que son mi comida preferida…ni hablar…fuera esta madre…

Y así fue leyendo: Madre permisiva, Madre empalagosa, Madre lectora…Madre en su punto…
¿Madre en su punto? ¿Qué querrá decir? Voy a ver que pone.

Madre en su punto:
Es una madre que quiere muchísimo a sus hijos, por ello busca siempre el bien de ellos, aunque tenga que renunciar a algo...
Bueno, eso en realidad es lo que tiene que hacer una madre…
…por ello les enseña a realizar tareas domésticas, y aguanta las quejas y malas caras con paciencia aunque preferiría hacerlo ella misma. Le anima pensar que el día de mañana estarán preparados para llevar con soltura cualquier tipo de situaciones.
…no creo yo que haga falta tanto, pero en fin, aunque sea exagerada por lo menos tiene buen corazón…
Lo mismo ocurre con los deberes y estudios, siempre a punto para animar, proponer, ampliar, apoyar en las dificultades …
Esta madre parece muy exigente; lo del estudio es un rollo, pero la verdad es que cuando me atasco siento un gran alivio cuando me lo explican y logro acabar los deberes…
Juega con ellos, los lleva al parque, con bicis…
Eso al menos está muy bien, si señor, jugar, claro que sí…Bueno, pues…pese a las limitaciones creo que ésta puede considerarse una buena madre; creo que ésta es la mejor que he visto.

Fue al mostrador con la ficha del modelo y la solicitó.
-Ahora mismo, señorita- dijo el vendedor amablemente.
Atravesó las cortinas de la trastienda y apareció con una madre sonriente, con los brazos abiertos.
Carolina sintió un vuelco de alegría en su corazón . Era su madre.
-¡Mamá!- dijo emocionada, mientras se abrazaba a ella- ¡Te necesito!